Seguimos con las entradas sobre este proyecto del uso de ABJ para trabajar habilidades en la Universidad (si no sabés de que hablo, aquí os conté el inicio, la primera sesión y como pactamos las reglas)
No es mi intención dedicar esta entrada a hablar de los beneficios de los juegos, hay mucha bibliografía al respecto, por ejemplo, podéis leer este artículo de Ruth Contreras en el que nos habla de porqué los juegos inciden en la motivación.
«Los juegos motivan a causa de que impactan directamente en las áreas cognitivas, emocionales y sociales de los jugadores.»
Ruth S. Contreras
Mi intención es explicaros que esto de los juegos en el aula no es proceso mágico, en el que dejamos abrimos las cajas y chas, las habilidades aparecen a tu lado (esta pésima broma solo la entenderás si tienes una edad…).
En mi caso los juegos son una herramienta dentro de una sesión estructurada así:
El proceso se inicia siempre con la experiencia de juego (juegan a un juego tal cual a un juego que he modificado o a un juego que he creado).
A partir de su propia experiencia se produce la reflexión, yo en este caso aposté por el análisis individual y posteriormente la discusión y el feedback grupal.
Para ello diseño plantillas que favorezcan la autoreflexión sobre el propio comportamiento/emociones y sobre el resto del equipo.
Tras la reflexión y el análisis llega el momento de poner nombre (o recordar) los conceptos que se han experimentado: escucha activa, tolerancia a la frustración……
Y finalmente llega el momento de pensar cómo me afecta a mi día a día y cómo mejorarlo, es el momento de plantearnos las misiones a llevar a cabo fuera del aula.
La semana que viene os cuento cómo utilicé un juego para trabajar el proceso de selección. ¿Sabéis cúal és?